Johnnie Walker
Con nombre y cuerpo, el relato entra en cualidades y valores intangibles, de una cultura y personalidad propia. El alma de la marca.
Johnnie Walker. El hombre que caminó alrededor del mundo. Si no lo habéis visto ya, os recomiendo este premiado spot de 6 minutos.
Aparte de su peculiar duración, creo que esta película se puede convertir en referencia del relato biográfico que guarda cualquier marca. El símbolo de la marca: “Juan el caminante”, toma literalmente cuerpo y voz para contar su historia, siempre en movimiento (keep walking), andando. Y lo interesante es precisamente esto: el intento de encarnación de una marca y la posterior toma de conciencia. Si la historia se inicia con las “andanzas” biográficas del fundador y prosigue con el histórico de la empresa, llega un momento en que el personaje toma la botella y habla de su forma, justificada por su funcionalidad, continuando por la etiqueta y su sentido, habla de diseño. Forma y nombre. A partir de aquí con nombre y cuerpo, el relato entra en cualidades y valores intangibles, de una cultura y personalidad propia. El alma de la marca.
Creo que es difícil describir mejor la historia de la comunicación de producto de los últimos 200 años. De cómo surge la necesidad del diseño, de la función y el sentido de la forma, y como esos signos en un momento dado son insuficientes y necesitan ser dotados de mayor personalidad, de rasgos que los diferencien, que se identifiquen con unos valores y cultura propia. La conciencia de marca. Y cómo esa cultura acaba siendo más importante que el producto en sí.