Castillo de Canena
El sentido de pertenencia y la responsabilidad sobre los miembros de la familia, que en extensión alcanza a la comunidad, son también argumentos imprescindibles para cualquier marca relevante.
En algunas de las Jornadas en las que participamos hemos tenido la suerte de compartir conocimientos y experiencias con representantes de algunas marcas destacadas. Para entender su relato de marca con el propósito de presentarlos, buscamos contener en un breve texto lo que dimos en llamar Retratos de Marca.
No se si han visto la película Los descendientes, en la que George Clooney heredero y fideicomiso de una extensión importante de tierras en una de las islas de Hawai tiene que tomar una importante decisión sobre el futuro de esta gran extensión de tierra virgen y siente el peso de la responsabilidad que ello supone.
Gran parte de los negocios y las empresas de este país tienen un origen familiar, pero en muchos casos se han dedicado a andar por las ramas del árbol familiar descuidando tronco y raíz. A otras sin embargo, les ha costado escalar hasta la copa, separándose muy poco de esas raíces.
El sentido de pertenencia y la responsabilidad sobre los miembros de la familia, que en extensión alcanza a la comunidad, son también argumentos imprescindibles para cualquier marca relevante. La capacidad para representar y preservar una cultura que es única y la constante necesidad de actualizarla para mantenerla viva, y con ello sustentar a todos los actores de la marca, son algunos de los retos más importantes de aquellos que han heredado u ostentan la representación de aquello que ha nacido en otra generación.
Esto es especialmente cierto en las marcas presentes en productos que nacen de la tierra y cuya elaboración ha ido sofisticandose y convirtiendose en algo que transciende en mucho lo puramente alimenticio (especialmente en su sentido de supervivencia).
Castillo de Canena es un buen ejemplo del modo de asumir esta tarea:
Su capacidad para construir un relato de marca nuevo responsabilizándose de todo lo heredado, atendiendo a la raíz y a la rama, para obtener un buen fruto (y aquí la metáfora se nos ha revelado literal).La conciencia de contemporaneidad que necesariamente diluye fronteras, haciendo de la singularidad que proyecta un diálogo fértil entre culturas. La insaciable voluntad de mejora, introduciendo registros nuevos para nuestros paladares, y experiencias desconocidas alrededor de ese fluido que nos vincula con la naturaleza a la vez que nos permite sobrevolarla, obliga a la marca y a todos los elementos y signos que la construyen y comunican a una tarea sin tregua.
El diseño es el interfaz que vincula al usuario con la marca. Castillo de Canena se redimensiona para el mundo apoyándose en el marketing y en una comunicación ágil, pero ese interfaz exige probar y experimentar, equivocarse y acertar (condición de la innovación), forzar la escucha para poder dialogar en tantos idiomas como lenguas y paladares tengan la fortuna de disfrutar de ese “fluido” relato que la marca Castillo de Canena propone.